Anda que no me gusta este poema.
Lo descubrí leyendo “El olvido que seremos”, una deliciosa remembranza del doctor Hector Abad escrita por su hijo, Héctor Abad Faciolince. Unos paramilitares asesinaron al médico en pleno centro de Medellín en 1987. Llevaba un abrigo y su hijo encontró el soneto en uno de sus bolsillos. Estaba copiado a mano en un papel. En el lugar de la firma, las iniciales JLB. El poema se atribuye a Jorge Luis Borges y Abad hijo emprendió una investigación para acreditar esa autoría. Sea como fuere, es éste:
Ya somos el olvido que seremos. El polvo elemental que nos ignora y que fue el rojo Adán y que es ahora todos los hombres, y que no veremos. Ya somos en la tumba las dos fechas del principio y el término. La caja, la obscena corrupción y la mortaja, los triunfos de la muerte, y las endechas. No soy el insensato que se aferra al mágico sonido de su nombre. Pienso con esperanza en aquel hombre que no sabrá que fui sobre la tierra. Bajo el indiferente azul del cielo, esta meditación es un consuelo. JLB